RECOMENDACIONES

 


Nuestra forma de vivir se caracteriza por un uso poco adecuado de nuestro cuerpo en las cosas que hacemos habitualmente. Malas posturas de estudio, de trabajo,  de ocio incluso; esfuerzos inadecuados, mini traumatismos repetitivos, tensiones, tensiones, tensiones, cuando no el sedentarismo que inhabilita el cuerpo para la acción, destruyen nuestra capacidad para el movimiento y el goce de sentirte bien dentro de tu propio cuerpo.

Si a esto añadimos lesiones, accidentes de tráfico o laborales, o procesos degenerativos acelerados por tendencias genéticas, etc., la situación en la que nuestro cuerpo se encuentra a partir de cierta edad (cada vez más temprano…) es muchas veces deplorable.

Qué podemos hacer? Es todo una especie de “lotería” loca en la que  a uno le toca un problema y a otro cualquier otra cosa? NO

Hay salida de muchas de estas situaciones. No vamos a jugar a ser dioses y solucionarlo todo. Pero podemos ayudar a nuestro cuerpo a estar mejor, a servirnos mejor, y cuando deshacer los problemas, al menos aliviarlos y hacerlos más llevaderos para poder llevar una vida más plena.

A veces es suficiente con “ocuparnos” de nuestro cuerpo. Descansar adecuadamente, ejercicio moderado adaptado a las condiciones físicas de cada uno, alimentación sana y variada, estiramientos como el de las clases de Yoga, una buena respiración y la relajación, hacen casi milagros… Pero otras veces es necesaria la ayuda complementaria y los profesionales que conocemos ampliamente el cuerpo humano y su funcionamiento podemos aplicar aquellas técnicas que consideremos más adecuadas para cada caso.

Siempre se trata de hacer el tratamiento en “complicidad” con la persona que necesita esta ayuda. Tiene que poner de su parte y además, en colaboración con el profesional de la salud con quien se trate, establecer de qué manera se responsabiliza del éxito del tratamiento. Esto significa que nunca un tratamiento es igual a otro. En cada ocasión hay que ver qué ha pasado para llegar a esta situación y qué ocurre desde que se inicia el trabajo conjunto para establecer su duración, frecuencia de las visitas, tipo de técnicas a utilizar, etc.

No va a ser lo mismo ni el tratamiento ni el coste económico para la persona que viene regularmente “para que todo vaya bien”, y la regularidad hay que establecerla con cada persona, que para la que viene solo cuando está mal, muchas veces esperando incluso más de lo que sería prudente para “ocuparse” de su cuerpo. Todo esto, evidentemente, se trata de manera absolutamente personal.

 

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